Review: 'DtMF' de Bad Bunny
- Team Gig

- 11 feb
- 5 Min. de lectura
Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, regresa renovado con DtMF, un álbum que trasciende los clichés de "el más honesto" o "la obra maestra" (aunque lo sea). Este trabajo lo eleva al Olimpo de la industria musical, no solo por su popularidad o por seguir vigente, sino por usar las garras del sistema capitalista para dar un giro inesperado. En lugar de lastimarnos, nos acaricia con historias que nos marcan: historias de él, de su pasado, de su vida en la isla colonizada por los estadounidenses: Puerto Rico. Esta etapa de Conejo Malo es, para mí, la más consciente y poderosa en términos sociales, usando incluso sus redes para amplificar ese propósito. ¿Se imaginan el impacto que podría generar diciendo verdades? Es como si Billie Eilish o Beyoncé hablaran abiertamente sobre la maldad de la élite, la política, el dinero y el capitalismo.

Estamos ante la etapa más socialista de Bad Bunny. Este disco le encantaría a Karl Marx. Es un proyecto en el que Benito tiene control total sobre lo que quiere decir. Y aunque podríamos caer en el pesimismo pensando que ganará millones con esto, viajará en jets privados y seguirá siendo embajador de marcas, eso ya no es ni nuevo ni sorprendente. Lo verdaderamente importante es su acto revolucionario: habla y actúa para emanciparse de la colonización española y estadounidense. Esta etapa de Bad Bunny es la más consciente de su voz, su persona y su vida, y utiliza ese control en beneficio de la sociedad y la comunidad puertorriqueña. Es una crítica social directa, que algunos amarán y otros odiarán, pero que sin duda generará interés y conversación. Todo este caudal de verdades lo escuchamos en "LO QUE LE PASÓ A HAWAii", "TURiSTA" y "MuDANZA". Ese es el punto clave del proyecto: ver quiénes se ofenden, quiénes se sienten ajenos y quiénes logran conectar con él.
DtMF es un regalo para los boricuas. Rinde homenaje a leyendas y reflexiona sobre el amor y la gratitud. Porque, así como nadie quiere pasar una tormenta en soledad, tampoco queremos atravesar un hoyo negro o una galaxia desconocida sin amor o fe. Este proyecto te hace recordar para qué vivimos. Es comparable con la reflexión de la película Interstellar de Christopher Nolan.
En el concepto de DtMF, vemos a un Bad Bunny consciente, reconociendo a los héroes de Puerto Rico como el Dr. Albizu Campos, destacando tradiciones como el domino doble seis, la fauna nativa como el sapo concho y bebidas como el pitorro de coco. Habla de la gentrificación en Puerto Rico y Latinoamérica. Además, parte de su promoción inicial se concentra en la isla: venderá boletos de conciertos exclusivamente a residentes de Puerto Rico, de manera presencial en locales de la isla. Este álbum también es un acto de amor. Habla de la nostalgia, pero no de esa que llega con la vejez, como en Intensamente 2, sino de la que se gesta en cada segundo de nuestras vidas: del tiempo perdido, las memorias y las oportunidades desaprovechadas, como los atardeceres en San Juan o en tu rancho, o esos momentos compartidos con personas queridas.
No es casualidad el arte de la portada del álbum. Aunque parezca simple, para los latinos tiene un significado profundo que nos identifica. Dos sillas blancas frente a un fondo natural evocan esos momentos en la provincia, donde la naturaleza es esencial. Es un recuerdo entrañable de los abuelos sentados afuera de la casa, contemplando la vida pasar, esperando que alguien se siente a su lado para conversar y recordarles que siguen siendo una pieza fundamental en nuestras vidas.
DtMF brilla por ser vanguardista. Mezcla plena (el ritmo más antiguo de PR), reggaetón con guiños y sampleos a la vieja escuela (como Nova y Jory, Héctor el Father, Héctor y Tito y Ángel y Khriz), salsa, dembow y bomba, creando un mosaico sonoro vibrante. También tiene referencias bien pensadas, como "Binz" de Solange en "LO QUE LE PASÓ A HAWAii" y "Freelance" de Toro y Moi al cierre de "NUEVAYoL". En lo visual, Bad Bunny se la juega con un look más tirado a la estética de los salseros boricuas de los setenta, dejando que sus rizos naturales se roben la escena.
Una de las líneas delgadas que toca Benito es el género de la salsa, lo que podría generar críticas de puristas que lo crucifiquen por "andar de woke". Sin embargo, tiene todo el derecho de explorar este género por ser puertorriqueño, latino y cantante. No podemos comparar este proceso con el de figuras como Ismael Rivera o Roberto Roena, quienes construyeron orquestas gigantes y dejaron un legado inmenso. Pero Benito toma esos elementos y los adapta para rescatar los sonidos y nombres que hicieron de la salsa un género respetado y bailable. Los grandes de la salsa como Willie Colón y Willie Rosario ya salieron a avalar y celebrar el trabajo de Bad Bunny junto a Tainy. "Benito, lo hiciste de una manera reflexiva y respetuosa", publicó El Malo del Bronx en su cuenta de Facebook. ¿Qué más necesitamos para recibir este disco con los brazos abiertos? Esa delgada línea que toca Bad Bunny es importante porque su discurso busca unir, no dividir. Como sociedad, a menudo nos cegamos por las diferencias de opinión y carecemos de empatía. Mucho menos deberíamos dividirnos por gustos musicales.
En DtMF, el Conejo Malo enaltece a los salseros de una manera muy lograda. No hizo lo que Rauw Alejandro en Cosa Nuestra, pero eso ya es harina de otro costal. Benito ha subido historias escuchando canciones como "Que me castigue Dios" de Roberto Roena y su Apollo Sound, o el álbum Maelo de Ismael Rivera. En "NUEVAYoL", hace referencia a "Un verano en Nueva York" de El Gran Combo de Puerto Rico, conocidos como "la universidad de la salsa". Es un homenaje bien hecho que demuestra cómo los sonidos del pasado pueden inspirar el presente.
Roberto Roena resurgió en los 90 adaptándose a nuevos ritmos sin dejar la salsa, justo cuando el género comenzó a declinar en Nueva York. Ahora, Bad Bunny nos enseña que siempre hay algo nuevo que explorar. Parece que tendremos a Benito para rato. Aunque suene futurista, solo se está reinventando como camaleón, con la ayuda de la salsa, un género que comenzó hace 70 años y tuvo su época dorada en los 70s y 80s, cultivando grandes artistas como Willie Colón, Héctor Lavoe y Gilberto Santa Rosa, hasta llegar al reguetón con las primeras leyendas del género como Héctor “El Father”, Tego Calderón, Daddy Yankee y Don Omar.
Es probable que su gira comience a inicios de 2026, mientras que en 2025 se enfoque en explotar el álbum en reproducciones y ayudar a Puerto Rico, donde actualmente reside. Ha regresado a su lugar de origen para recordar de dónde viene y a quién pertenece.
Después de cinco álbumes que lo colocaron en las masas y en las pasarelas de diseñador, y de su relación con una de las modelos top, Kendall Jenner, Bad Bunny no regresa siendo el mejor por ser Bad Bunny, sino por ser Benito y por ser boricua.



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